- Tribuna de Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa, publicada en el nº 501 de la Revista Aseguradores
Cuando arrancó el año, preveíamos otra cosa. Contemplábamos que el Seguro español tuviera una recuperación paralela a la de la Economía nacional. Esperábamos que, a cierre de año, estaríamos mejor de lo que estábamos cuando acabó la Navidad. La preocupación de las empresas el pasado enero era que emergieran nuevas variantes de la COVID-19 que pudieran zancadillear la mejora económica que todos ansiábamos. Pero los sucesos ocurridos en Europa del Este en las últimas semanas han trastocado todas las previsiones.
La invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa ha cambiado el panorama político y económico mundial radicalmente. La gran incógnita ahora es hasta dónde llegará este conflicto. A quién implicará. Qué coste tendrá. Apenas han pasado unos días y Europa asiste al mayor éxodo de personas desde la II Guerra Mundial. Según Naciones Unidas, ya hay dos millones de civiles desplazados y la cifra va en aumento.
Occidente ha respondido a la violación por parte de Moscú de la soberanía nacional ucraniana con una batería de sanciones. Estas medidas apenas deberían impactar sobre la industria aseguradora española. La exposición del Seguro español a activos rusos es ínfima, por no decir inexistente. Ya se trate de títulos de deuda rusa, acciones de empresas de ese país, participación en fondos que invierten ahí, inmuebles o rublos. Los vínculos económicos del Seguro español con Rusia son pocos.
Las únicas líneas de negocio que podrían percibir de alguna manera la actual inestabilidad política serían los ramos del seguro de crédito a la exportación, el de transportes y el de asistencia en viaje. Pero incluso en todos estos casos, se prevé una incidencia mínima. Residual.
Por otra parte, las autoridades europeas han decretado la congelación de los activos de centenares de ciudadanos rusos acaudalados y que mantienen estrechos vínculos con el régimen que encabeza Vladimir Putin. Los popularmente conocidos como “oligarcas”. Esta medida tendrá un impacto mínimo en el Seguro porque estas personas no suelen ser residentes en la Unión Europea y, dado que en la contratación de los seguros de vida se aplica el principio de territorialidad, no encomiendan la gestión de su patrimonio a aseguradoras.
Un lastre
¿Quiere decir esto que el Seguro español es inmune a lo que ocurra en Ucrania? En absoluto. Aunque sea una industria anticíclica, la actividad aseguradora depende de la marcha general de la Economía. Por eso, todos los desajustes que desencadene la guerra recién iniciada se harán sentir en nuestro sector como efectos de segunda ronda.
Es previsible que se produzca una caída de la demanda porque ciudadanos, empresas e instituciones retraigan su gasto, ante la incertidumbre que genere el conflicto. De la misma forma, se resentirá la oferta por el encarecimiento del coste de la energía y los problemas de abastecimiento que, previsiblemente, se darán. El resultado más inmediato es el repunte de la inflación, al que ya asistimos, y que deteriorará el poder adquisitivo de los agentes económicos. Todas estas dinámicas empeorarán el cuadro macroeconómico general de España y, por consiguiente, actuarán como un lastre sobre la marcha del Seguro español en 2022.
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